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miércoles, 9 de diciembre de 2020

"Los espacios en los que vivimos cotidianamente no son neutrales"


Isabel Martín Ruíz es parte de la Cotidiana, una cooperativa de mujeres arquitectas cuya misión es "Plantear los procesos arquitectónicos y urbanos desde una sostenibilidad global de los mismos, la flexibilidad de los espacios y minimizando el impacto ambiental y la huella ecológica y maximizando los cuidados"

Desde el 2019, Cotidiana trabaja en el barrio de Aldea Moret, en un proceso participativo de diagnóstico de urbanismo feminista "Mujeres haciendo barrio". 

Deseosas de aprender a su lado, le hicimos esta entrevista, ya hace unos meses, y en ella, como no podía ser de otra manera, comenzamos preguntando ¿Qué es el urbanismo feminista?

Los espacios en los que vivimos cotidianamente no son neutrales. Responden a una visión del mundo y a unas prioridades. El ciudadano estándar sobre el que han sido diseñadas las ciudades es un hombre, blanco, cisgénero, con poder adquisitivo alto y con capacidad motora. Por cultura este ciudadano estándar, tomado como realidad universal, tenía el cometido de desplazarse desde su vivienda al trabajo y volver, en un movimiento lineal en la ciudad. Todas las demás experiencias y usos que hacen posible la vida están, pues, no tenidas en cuenta o invisibilizadas como por ejemplo: hacer la compra, cocinar, llevar a las criaturas al colegio, no tener coche privado, necesitar ayuda para desplazarse....

El urbanismo que incorpora la perspectiva de género lo primero que pone sobre la mesa es que el espacio público y las viviendas en las que habitamos tengan en consideración en su diseño, gestión y configuración en la ciudad, todas las experiencias; y visibilizar que el “ciudadano estándar” no es uno y único, sino plural y complejo.

Esta visión también incorpora al urbanismo la idea de que las personas son expertas en sus territorios. Son las protagonistas y las que saben de los lugares en los que viven. Trabajar con procesos participativos, dando voz a las mujeres y su experiencia cotidiana, que como aun recoge la ultima encuesta de cuidados del INE, son las que mayoritariamente se siguen ocupando de los cuidados. También considera la parte simbólica y generadora de imaginarios. Las personas a las que se destaca en el espacio público suelen ser hombres: conquistadores, militares, escritores... El nombre de las calles también. Las mujeres que ocupan el espacio público son o vírgenes, santas o folklóricas (que las folklóricas ole...) pero no hay científicas, ni escritoras, ni mujeres notables en otras artes... Este hecho construye el imaginario de que son los hombres los que escriben la historia.

¿Cómo puede mejorar el urbanismo feminista la vida de las mujeres? ¿y de los y las menores? Puedes ponernos ejemplos.

Hay un ejercicio que invitamos a hacer en los talleres de introducción al urbanismo con perspectiva de género que es invitar a las asistentes a “ponerse en el cuerpo” de una persona, por ejemplo, que lleva un carrito de bebé, que tiene la movilidad reducida, o que lleva a una criatura de la mano. Con estos distintos roles hacemos un itinerario por el barrio, y se puede experienciar la dificultad y la cantidad de elementos desfavorables a la vida cotidiana. Os invitamos a poneros las “gafas violetas urbanas” veréis la cantidad de realidades que no pueden darse en el espacio público

En cuanto a posibles para las mujeres, como hemos visto en la encuesta del INE, aun somos las mujeres las que sostenemos mayoritariamente los cuidados; en la medida que la ciudad facilite y tenga en cuenta esto, la calidad de vida cotidiana aumentará. Por ejemplo, llevar a las criaturas al colegio, hacer la compra, ir al médico... deben ser actividades que puedan ser resueltas de manera ágil, en el barrio y sin tener que utilizar transporte. Esto también está ligado a la comunidad. El comercio de proximidad, los equipamientos y el espacio público deben favorecer la autonomía de las personas. La autonomía tiene que ver con la accesibilidad -poder llegar-, con la seguridad -percepción-, y debe ser vista como algo complejo.

En cuanto a las y los menores, la ciudad debe permitir el desarrollo vital de todas las personas. Decimos que una ciudad amable con las criaturas y las personas mayores, es una ciudad con alta calidad de vida cotidiana ya que son de los grupos de personas más vulnerables y dependientesLas criaturas deben poder ir solas y apropiarse de los espacios... ir al cole con sus compañeras y compañeros, jugar en espacios seguros y próximos a las viviendas... En 2019, Oviedo y Mislata (Valencia) ganaron premios de Unicef por tener prácticas urbanas como ciudades amigas de la infancia. Por ejemplo en Oviedo 140 niñxs componen el consejo infantil de la ciudad, que periódicamente se reúne para debatir sus necesidades y transmitírselas al gobierno municipal. Son 16 grupos de participación repartidos en los siete distritos de Oviedo; el 60% son niñas. El plan de infancia lo elaboran de forma conjunta las asociaciones sociales de Oviedo, el consejo de la niñez y adolescencia, y el Ayuntamiento.

El modelo de construcción urbanística pensados para personas de renta baja habitualmente consiste en macrobloques sin espacios verdes, zonas de descanso, sin sombra y/o protección frente a inclemencias climáticas, o espacios intergeneracionales. ¿Crees que esta tendencia está revertiendo o hay trabajo aún que hacer con el sector de las y los arquitectas/os, empresas constructoras o, incluso Administraciones Locales y de Comunidades Autónomas?

Partamos de la base que el planeamiento urbano, la normativa de vivienda protegida, no se diseñó -ni en muchos casos se ha corregido- poniendo en el centro a las personas. Tampoco a la complejidad de la vida cotidiana y se ha considerado la vida y la vivienda como algo estándar, y que responde a unas necesidades que son fijas (para toda la vida, con viviendas no flexibles) y con principios no colectivos. Hay mucho trabajo por hacer en todos los campos, pues es un problema de cuestión global. Las administraciones públicas son las que realizan el planeamiento, es decir, las que deciden el modelo de ciudad. La política de vivienda no ha favorecido el concepto de vida digna. 

En esta situación que estamos viviendo, con la pandemia del COVID 19, nos hemos visto confinadas en nuestras casas descubriendo que no estaban adaptadas para que todo el mundo de la familia pasara allí todo el tiempo (sin estar dormidas); ahora, en la “desescalada” nos encontramos con la movilidad restringida, también en la ocupación del espacio público, que también se ha vuelto pequeño. ¿Esto también tiene que ver con el urbanismo feminista? ¿cómo?

Radicalmente sí. El urbanismo con perspectiva de género pone el foco en la escala cotidiana, en la vecindad y en la calidad de vida cotidiana, que está directamente relacionada con todo lo que tenemos que hacer para sostener la vida y que está estrechamente relacionado con la proximidad. 

La proximidad debe ser algo que podemos realizar “a pie” (o con otras maneras de desplazarnos) y de manera autónoma. Esto significa que el lugar principal de la ciudad no es el espacio para tráfico rodado motorizado (carretera) sino el acerado, las plazas y los espacios peatonales. 

La ciudad debe poder ser recorrida a pie, los lugares deben estar conectados y garantizar su accesibilidad.

Se habla mucho del tema “nueva normalidad”, no sólo en la forma de relacionarnos y de consumir, sino del uso de los espacios públicos. ¿Qué opinas del uso de los espacios en las fases de la desescalada? Por ejemplo: En la Fase 1 se puede salir a consumir a una terraza de un bar, pero no estaba claro sentarse/descansar en un espacio libre de consumo. Pero además, las ciudades, los pueblos ¿tienen espacios preparados para ello, para estar y vivir en las calles, sin tener que consumir?

La privatización del espacio público (muy vinculado al drama de la turistificación masiva de muchas de nuestras ciudades) es una de las realidades cotidianas que podemos detectar como problemáticas. El espacio público debe garantizar ser accesible, no solo accesibilidad de movilidad, sino de renta, de percepción de seguridad, intergeneracional y multifuncional.

Una terraza, que es un uso que puede ser clave para la vitalidad de un espacio público, no debe ocupar un espacio en detrimento de poder sentarse sin consumir, poder pasar por la acera, o poder disfrutar del espacio público en condiciones de facilitación de la vida cotidiana.

El problema es la gestión y esa falta de mirada compleja sobre el uso del espacio público. Normalmente en general, las ciudades están faltas de bancos, de sombras, de mobiliario adecuado, porque el ciudadano estándar que se considera para el diseño y la toma de decisiones, no ha sido tradicionalmente usuario de ese espacio público si no era en relación al consumo, porque puede consumir.

En relación con la pregunta anterior, durante el confinamiento parece que se ha visibilizado mucho de los límites de nuestro modelo urbanístico, especialmente en lo que tiene que ver en la facilitación que hace del trabajo de cuidados, que mayoritariamente asumen las mujeres, sin embargo ¿crees que las medidas que se están adoptando desde las instituciones públicas están teniendo en cuenta esos límites? ¿Qué se está haciendo bien (si se está haciendo algo) y qué se podría/debería hacer?. 

Voy a hablarte desde mi territorio cotidiano, que es el que mejor conozco, y del ámbito académico. Es cierto que cada vez más se “escucha hablar” incluso en medios de comunicación de masas, de la ciudad desde un punto de vista de la vida digna en ellas. Pero en el terreno, en las políticas públicas municipales, que son las que principalmente tienen incidencia en las vidas de las personas vecinas, se está muy lejos de esto.

Continuando con las responsabilidades de las instituciones públicas ¿Qué se podría hacer desde los Ayuntamientos? ¿Por dónde podrían empezar? 

Los ayuntamientos en mi opinión, son las entidades que deben impulsar y propiciar estos cambios. Son los municipios los que tienen la potestad sobre la ordenación urbana y las ordenanzas municipales que rigen en el espacio público. También tienen la gestión de muchos edificios municipales (por ejemplo los colegios de primaria, aunque varía según la comunidad autónoma) donde pueden incorporarse políticas de igualdad en la gestión de los mismos, o en las intervenciones en estos. Es el ayuntamiento a quien compete la movilidad dentro del casco urbano y las ordenanzas que regulan la ocupación del espacio público. También los materiales del suelo por ejemplo, que repercuten directamente en la isla de calor urbana e incrementan gravemente la situación de crisis climática que tenemos. 

Los ayuntamientos son los grandes protagonistas, y hay mucho, mucho mucho que se puede hacer.

Cambiando de tema, en las pocas ocasiones en las que se reconoce la necesidad de que la planificación urbana tenga enfoque de género es en temas relacionados con la seguridad de las mujeres. Todas hemos pasado miedo al transitar por calles oscuras o solitarias ¿Qué opinas sobre el papel del urbanismo en este tema? ¿Qué elementos hay que tener en cuenta para que se favorezca la seguridad de las mujeres en la planificación urbana?

La seguridad es una percepción. Se debe a muchas cuestiones, por ejemplo, la iluminación, la vitalidad de esa zona (es decir, que esté desierto o con actividad), la existencia de solares vacíos, de muros muy largos, de obstáculos que te impidan ver y ser vista...

Pero también el imaginario social, si cuando algún hombre te acosa sexualmente en el espacio público, la respuesta (silencio o no, por ejemplo) de la gente que está también incide en la percepción social sobre la violencia.

Por último, queríamos preguntarte por el trabajo que realizáis dentro de CACTALA en el barrio de Aldea Moret de Cáceres. Tras lo que habéis conocido, desde vuestra experiencia ¿Qué opináis del barrio y de la realidad de las mujeres en el mismo?

Bueno, nuestro paso por el barrio ha sido muy cortito y atravesado por las circunstancias del COVID. En general, las mujeres en los barrios de cualquier lugar no son escuchadas ni tenidas en cuenta en las políticas urbanas. Aquí también

Es un barrio a mi parecer muy abandonado en muchos aspectos, pero sin duda es dando voz y trabajando poniendo en el centro a las mujeres creo sería clave. Tiene muchas cosas muy buenas de mucha calidad de vida cotidiana, es una zona muy privilegiada en muchas cosas, muy hermosa. La dejadez de la administración es apabullante, como en muchos territorios. Es urgente poner recursos, intención y mirada compleja en abordar la vida digna de las personas vecinas.


martes, 31 de marzo de 2020

Entrevista a Flor Fondón Salomón, Presidenta de ADHEX



“En esta situación crítica la sociedad está constatando como el modelo de atención a la dependencia y, especialmente, a las personas mayores hace aguas por todos lados”.


Hoy entrevistamos a Flor Fondón Salomón Presidenta de la ADHEX (Asociación de Derechos Humanos de Extremadura) desde 2003. Agradecemos que en estos momentos de crisis dediques un poco de tu tiempo a esta entrevista. Desde el proyecto CACTALA nos parece muy importante el punto de vista de los Derechos Humanos de esta pandemia mundial.

Hacemos un breve resumen de los fines de la entidad (toda la información la puedes encontrar en www.centroderechoshumanos.com): ADHEX trabaja para que sea posible el cumplimiento de los Derechos Humanos (DDHH) en la región desde múltiples ópticas: la Investigación en Extremadura, la educación en DDHH sobre todo a jóvenes, la denuncia de violaciones de DDHH, formación a profesorado, formación online y presencia a toda la población y la promoción de la igualdad de género y promoción de la autonomía de las mujeres y realización de actividades de Educación para una ciudadanía global.

ADHEX trabaja prioritariamente con: personas reclusas y exreclusas, inmigrantes, personas refugiadas y asiladas o solicitantes de asilo, drogodependientes con problemas jurídico-penales, víctimas del Tráfico y la Trata de personas con fines de explotación, actos racistas, xenófobos o conductas intolerantes, personas en riesgo de exclusión social o excluidas, jóvenes, minorías étnicas, menores infractores personas con discapacidad.



¿Crees que el control de esta pandemia mundial, ha supuesto una lesión para los Derechos Humanos a nivel mundial? ¿En España y en nuestra región?

Evidentemente, esta pandemia nos ha cogido desprevenidos y desprevenidas. Al menos la ciudadanía de a pie no hubiéramos imaginado –incluso– poniéndonos en el peor de los escenarios conjeturados, que iba a alcanzar estas proporciones. Y, como la realidad es la que es y con un problema de salud pública tan grave, algunas medidas que, en situación normal, no se podrían ni tan siquiera plantear, ahora mismo son necesarias. Me estoy refiriendo, por ejemplo, al cierre de fronteras y a la prohibición de la libre circulación de las personas: el confinamiento.

Pero, como digo, esto con ser grave no es lo peor.

Lo más grave de la situación mundial, a estas alturas, creo que está por ver. Y va a dejar al descubierto, una vez más, las tremendas desigualdades que hay en el planeta. Entre unos países y otros, entre unas regiones y otras, entre territorios limítrofes, e incluso entre los barrios de una gran urbe. Y este análisis deberá hacerse.

En España y en Extremadura también, claro, lo que esta crisis está poniendo de manifiesto es que nuestro sistema de salud, sino en precario, sí estaba bajo mínimos. Y no solo por los recursos materiales, que también, sino por los humanos. Los gobernantes han ido recortando, con la excusa de la crisis de 2008, presupuestos en sanidad. Hemos estado viendo como los y las profesionales sanitarias, con sus mareas verdes, han estado reclamando mejoras. Mejoras salariales, más contrataciones, empleo estable. Y como los seres humanos somos de memoria frágil, conviene recordar ahora que las reivindicaciones de los médicos y médicas no fueron muy bien vistas por la sociedad. Se les tachó de privilegiados, esos mismos profesionales a los que ahora aplaudimos en los balcones cada tarde.

Hemos ido asistiendo impasibles, casi toda la sociedad, a la privatización de la Sanidad Pública. Empezaron por los servicios de lavandería, limpieza y continuaron contratando catering y dejando de cocinar en los hospitales. Lo que eufemísticamente llaman “externalización”.  Ahora te llaman para una operación programada y te dicen si te van a operar en un hospital público o en una clínica privada. ¿Sabemos cuánto facturan estas clínicas a los servicios sanitarios públicos cada mes? Ni lo imaginamos.

Y sin embargo, ahora, en plena crisis, vemos como hospitales privados en Madrid tienen plantas cerradas y no las están poniendo a disposición de los miles de enfermos y enfermas.
Obviamente, un Estado no puede disponer de tantos recursos como si una epidemia de esta magnitud fuera a ocurrir dos veces al año. No es sostenible. Pero sí mantener unos estándares óptimos, y digo óptimos y no de mínimos, en nuestro Sistema de Salud. Que tengamos reservas de materiales, protocolos establecidos y, sobre todo, profesionales suficientes, en todas las especialidades y en todas las categorías profesionales. Lo que no se puede tolerar es que se hagan contratos por días, por fines de semana. No hace mucho vimos la situación de los MIR en Extremadura, o que han debido cerrar especialidades y trasladar a los pacientes a otras áreas de salud.


¿En tu opinión hay grupos de personas más vulnerables que otras?

En esta pandemia se ha aseverado que las personas vulnerables son las personas mayores o las que presentan patologías previas. A ellas sumaremos como “de riesgo” a profesionales del ámbito de la salud y de los cuidados. Eso en cuanto a la enfermedad se refiere, pero hay otros grupos vulnerables que están padeciendo las consecuencias del aislamiento social de manera extrema.
Quienes han tenido que dejar de trabajar y no tienen un colchón económico para hacer frente, quienes viven de la economía menos formal. Personas que viven en la calle. O en infraviviendas en condiciones insalubres y hacinadas. Drogodependientes. Nadie está hablando de las personas drogodependientes, que viven en la marginalidad, eso no sale en los telediarios. Pero esas personas estarán buscando su dosis diaria, imagino.

En España y en Extremadura hay personas pobres. Que no pueden salir a hacer compras grandes porque no tienen dinero para ello. Que no pueden ir a las farmacias a comprar paracetamol. Que no tienen acceso a internet y sus hijos e hijas no pueden seguir el ritmo de las clases online.
Hay personas con discapacidad que no entienden todos los mensajes, que tienen movilidad reducida, que han visto menguadas sus posibilidades de comunicarse.
Y hay mujeres que están conviviendo –como siempre– con sus agresores. Día y noche, sin un respiro de salir a trabajar, a ver a la familia, a contar su situación.
Mujeres que viven solas con sus menores, que no van a trabajar, que no tienen ingresos…
En definitiva hay muchas personas para quienes el confinamiento no está suponiendo una salvaguarda de su salud, no a largo plazo.


¿Es el momento de repensar y replantear nuestro modelo de cuidados y de atención a los/as más vulnerables?

Es fundamental. En esta situación crítica la sociedad está constatando como el modelo de atención a la dependencia y, especialmente, a las personas mayores hace aguas por todos lados. El Sistema de protección a la Dependencia es bastión esencial en nuestro “Sistema de Bienestar”, que entrecomillo porque el bienestar no lo disfruta toda la población, ni muchísimo menos. Cuando, en 2006, se puso en marcha la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, se preveía que el Sistema de Dependencia en 2015 estuviera plenamente implantado y fuera universal como el Sistema de Salud. Dos años después vino la crisis y llegaron los recortes sociales y estos, claro está, afectaron a las ayudas y recursos destinados a las personas dependientes. Sin haberse resuelto la situación, con una población extremadamente envejecida y con unos recursos de cuidados muy limitados, llega la pandemia del Coronavirus y todo se desmorona.

Ha quedado en evidencia que las residencias de mayores no están preparadas para soportar una crisis. Muchas entidades lo venimos diciendo desde hace mucho tiempo: las residencias de mayores y para las personas dependientes, deben ser recursos públicos y se deben dotar de medios suficientes para que las profesionales (porque casi todas son mujeres) trabajen en condiciones laborales adecuadas. Las residencias privadas o concertadas, negocios al fin y al cabo, priman el rendimiento económico por encima de la atención. El personal es insuficiente, lo que incide directamente en la calidad de los cuidados de las personas.

Y sí hay que repensar el sistema de cuidados. Porque aunque los recursos residenciales siempre serán necesarios, debemos esforzarnos para que las personas mayores se queden en su entorno, cerca de sus familiares. Las macro residencias, tan deshumanizadas, deben ser cosa del pasado. Nuestra cultura siempre ha sido de tener en las familias a nuestros abuelos y abuelas hasta el final. Y de eso ya abominamos. Siempre con el escudo por delante de que “en las residencias están mejor atendidos”. 

Los cuidados siempre han sido ejercidos por las mujeres y a esto también hay que darle una vuelta completa. No, no estoy planteando que a las personas mayores para que se mantengan en sus hogares, deban ser sus hijas las que sacrifiquen sus vidas, sus trabajos, sus profesiones, para atender a las personas que lo necesitan. No. Debe ser el Estado quien asuma con recursos especializados y suficientes esta labor de cuidados y protección.

Las ayudas previstas para grandes dependientes bien cuidadas por familiares (en más del 90% de los casos por mujeres, insisto), o por empresas prestadoras de servicios son insuficientes. En el caso de gran dependiente, el servicio de ayuda a domicilio es de tres horas y media diarias.

El Sistema de Dependencia debe ser revisado y reforzado. Y si bien, lo idóneo es que sea un sistema universal y hacia ello debemos encaminar las actuaciones; no podemos obviar la realidad: los recursos son finitos y este Sistema muy caro. Algunas expertas y expertos ya dijeron en su día que debería hacerse un filtrado y que entre los baremos a tener en cuenta también se incluyeran los económicos. Es difícil y polémico, pero hasta que nuestra economía sea capaz de sustentar el sistema universal, debería ser tenido en cuenta.



El Estado y las CC.AA están haciendo una importante inversión en suministros médicos (Epis, respiradores, etc.) inevitablemente este gasto repercutirá en los prepuestos…

Es de cajón. Pero no solo por el tema de los suministros, sino muchísimos otros gastos. Han montado hospitales de campaña, han habilitado como hospitales pabellones feriales. Se han preparado morgues mastodónticas. Las desinfecciones de vías públicas, de residencias. La contratación de personal…Eso solo en lo que atañe a la atención a las personas enfermas y a las fallecidas. Las medidas de confinamiento, por otro lado, está suponiendo un descalabro económico bestial.

Cuando pase la epidemia vendrá la otra tragedia. Esto va a ser muy complicado a corto y medio plazo.


Las personas en paro, las que han sufrido ERTES y ERES, los y las autónomas, van a sufrir el impacto económico de esta crisis. ¿Crees que el Estado y la Autonomías deben tomar medidas de excepcionales? ¿Cuáles en tu opinión?

Claro que sí, deben tomarlas. Se están tomando, de hecho. Como siempre la crisis la vamos a pagar los de siempre, las personas trabajadoras por cuenta ajena y las autónomas. Veremos, en los próximos meses, muchos negocios cerrados. Incluso habrá quienes no puedan ni siquiera abrir tras la cuarentena.

Quienes seguirán ahí son los de siempre. Las grandes multinacionales, los de los centros de trabajo deslocalizados, los que no tienen escrúpulos a la hora de contratar mano de obra precaria. Y no quiero nombrarlos pero sabemos quiénes son.

Hay economistas que afirman que el mundo será otro después del covid-19 ¿estás de acuerdo?

Yo no soy economista, y me gustaría pensar que sí. Que vamos a dejar atrás el modelo de consumo extremo, que vamos a ser personas más solidarias, que vamos a cuidar mejor de nuestro planeta. Y quizá, las personas de a pie, la ciudadanía cambiaremos nuestros hábitos. Nos humanizaremos un poquito más para empezar a valorar lo importante.
Pero soy realista y creo que esto solo va a servir para agrandar las desigualdades. Las mejores personas que esta pandemia alumbre, seguirán siendo las anónimas.


Hay una oleada de solidaridad en torno a la epidemia, grupos vecinales organizados para comprar de personas dependientes, ingenieros/as usando sus impresoras 3D para hacer material médico, grupos de mujeres cosiendo batas y mascarillas para sanitarias y sanitarios…

Pero como es habitual. Ya lo vimos con la crisis de 2008, la gente es capaz de organizarse, de mostrar su cara más solidaria. De prestarse a ayudar a los demás. Y esto es lo bueno que surge en las tragedias.

De todas formas, y no por aguar la fiesta, también se están viendo los llamados “policías de balcón”, gente que sin conocer las circunstancias de otras personas llaman por teléfono a la policía para que los detengan.

Y gente que, sin pensar en nadie, sale a pasear al perro a dos kilómetros, va todos los días a la compra o no cumple las normas de aislamiento.
De todo hay.


Otros problemas mundiales (las personas refugiadas, la trata, los y las menores no acompañadas, etc.) han dejado de aparecer en los medios, pero no por ello han desaparecido….

Suele pasar. Los medios de comunicación están centrados en la pandemia y, siendo como es un tema tan grave; lo cierto es que hay otras realidades que están ocultas ahora mismo y que, probablemente, su realidad sea más grave que antes de la aparición del virus. ¿Cómo están viviendo esto las personas que están en los campos de refugiados? ¿Y las mujeres en los prostíbulos o en los pisos?
Cuando todo vuelva a la normalidad para la inmensa mayoría de nosotros y nosotras; su normalidad, la de estas personas que ya estaban sufriendo la pandemia de la exclusión y la sinrazón, será mucho más cruel.


Desde muchas entidades sociales se ha criticado el lenguaje en términos de guerra que se usa últimamente en los medios de comunicación y redes …

Nuestro lenguaje es muy dado al uso de las metáforas. Y para la mayoría, la situación actual es lo más parecido a una guerra: hospitales hacinados, miles de personas enfermas, confinamiento. Y tenemos en nuestra memoria reciente, el tema de la escasez de alimentos y productos básicos, de ahí la desbandada a los supermercados.

Aunque no es nuevo. ¿Cuánto tiempo no hace que venimos utilizando este lenguaje con el cáncer? “Ganar la batalla contra el bicho”, “Tienes que luchar”, “Eres una guerrera, tú podrás”.

Como si la cura dependiera de ello. O como si las personas que mueren lo hicieran por cobardía.
También utilizamos en nuestro lenguaje muchas metáforas taurinas y no quiere decir que seamos amantes de la fiesta.


¿Deseas hacer una reflexión final?

Pues me gustaría que cuando todo esto pase, seamos capaces de recordar a los miles de personas que están muriendo en soledad. A la angustia de sus familiares durante la enfermedad sin tener noticias.
Que imaginemos esos coches fúnebres viajando por toda España en busca de un crematorio porque en las grandes ciudades ya no hay sitio.

Que seamos capaces de empatizar con los y las profesionales que ahora mismo están cuidando de las personas enfermas, porque las consecuencias psicológicas le van a acompañar, en muchos casos, de por vida.

Que todo este sufrimiento no sea en vano y que nos convirtamos en mejores personas.

Si este virus nos está poniendo patas arribas, debemos reflexionar por qué.

viernes, 26 de julio de 2019

¿Qué hacen los y las jóvenes de Aldea Moret?

Hace unos meses entrevistamos a Lorena Molina y Sergio Pérez, quienes han sido responsables del programa educativo de apoyo escolar en Aldea Moret con Fundación Secretariado Gitano. Gracias a su trabajo directo con la población joven en el barrio, tienen una visión de los problemas de las personas que viven ahí.

Según ellos, el barrio “presenta carencias a nivel económico y social, la mayoría de la población depende de las ayudas que perciben del Estado”, lo que, en el caso de la población de entre 16 y 30 años, afecta en un 95%. Consideran que los derechos de la población del barrio están siendo vulnerados, ya que “comparando con el resto de barrios que nos encontramos en Cáceres, este cuenta con un menor acceso a los recursos, de esta forma se atenta contra los derechos fundamentales (educación, sanidad, vivienda,…)”. 

Nos cuentan...
  • El nivel educativo del barrio resulta precario, ya que cerca de la mitad de la población no llega a terminar sus estudios de secundaria, buscando alternativas para solventar las carencias económicas que presenta el hogar
  • Inexistencia de espacios enfocados al ocio y tiempo libre, en consecuencia, el colectivo joven, tiende a llevar a cabo hábitos poco saludables en establecimientos, como el consumo de alcohol, salas de juego y actividades nocivas y poco idóneas para su edad”
  • El colectivo de  mujeres jóvenes no llega a finalizar sus estudios debido, en parte, a las cargas familiares y a las responsabilidades que se les asignan desde edades muy tempranas. No obstante, cada vez es mayor la cifra de mujeres que emprenden una formación y deciden mejorar sus condiciones de empleabilidad.

Hacen...

Lorena y Sergio han desarrollado su actividad con los “adolescentes y jóvenes de manera integral y global, convirtiéndolos en protagonistas de su proceso de crecimiento, ayudándoles a definir su itinerario formativo, laboral y social e incidiendo en aquellos aspectos en los que presentan mayores dificultades". Desde el programa, se ofrece a cada joven un apoyo individualizado y se ponen a su disposición los recursos que estén a su alcance y que, a su vez, le puedan ayudar a hacer realidad su trabajo.


Proponen...

  • Una de las medidas más urgentes es aumentar los programas enfocados a las políticas sociales, como la creación de una escuela de calle que englobe a toda la comunidad, fomentando la atención multidisciplinar, tareas socio-educativas, formación ciudadana y la cooperación y coordinación de todos los agentes sociales del municipio.
  • Fomentar el pensamiento crítico individual y propio y, a su vez, la creación de valores que aviven el compañerismo, el altruismo, la asertividad, o habilidades sociales que permitan hacer efectiva la mejora del barrio”. Así como contar con la participación de “entidades sociales que trabajan in situ en el barrio proporcionando y generando sinergias entre las mismas”.
  • Romper con la imagen un tanto estereotipada y estigmatizada que tienen sobre el propio barrio, debido a la poca visibilidad de los recursos existentes en la zona” como “poner en valor a la propia comunidad, creando mayores procesos y espacios de participación y empoderamiento”.

¿Cómo intervenimos desde el proyecto CACTALA en Aldea Moret?

La radio como herramienta para transformar el barrio
Onda Caló es una iniciativa que busca formar a los y las jóvenes de Aldea Moret para que puedan crear y mantener programas de radio e informar y visibilizar sobre lo que ocurre en su barrio. Esta iniciativa se encuentra en el marco de la Fase II del proyecto CACTALA, financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación (AEXCID), que propone también a la juventud ser partícipe de un proceso de reflexión y análisis sobre derechos humanos e igualdad de género. 
Algun@s ya se han lanzado a participar y  producir las primeras piezas radiofónicas. Escúchalas aquí: https://www.ivoox.com/onda-calo_aj_16684077_1.html

Piezas audiovisuales y artísticas para reivindicar derechos

CACTALA lleva varios años en el barrio trabajando con jóvenes. En su Fase I, un grupo de jóvenes participaron en un proceso de creación de cortometrajes con móviles, producto de una formación previa en derechos humanos e igualdad. Los y las participantes decidieron hacer un recorrido por la historia del barrio dando voz a la propia población. Y este es el resultado: Un Barrio, Mil Historias








miércoles, 24 de julio de 2019

TIÉTAR FEST: Cortometrajes protagonizados y elaborados por jóvenes y mujeres de Campo Arañuelo, Extremadura.


El pasado jueves 11 de julio, fueron presentados varios cortos en el festival de cortometrajes “Tiétar Fest”, contando con la presencia y aportaciones de las  personas que elaboraron las historias que se visualizaron, dando lugar a un espacio de reflexión respecto a los objetivos de sensibilización y concienciación y resultando muy emotivo para las personas asistentes. Este festival se enmarca dentro de la Fase II del proyecto "CACTALA: Convergiendo culturas, fomentando igualdad".





martes, 9 de julio de 2019

Silvia Romero, baloncestista extremeña: "Nos encontramos en una sociedad carente de muchos valores y el deporte es una forma de volver a inculcarlos"




Silvia Romero Garrido es una deportista extremeña de 31 años. Lleva 4 temporadas como pívot en el Club de Baloncesto Nissan Al-Qázeres compartiendo cancha con su hermana María Romero: jugadora del año en la FBCLM (Federación de Baloncesto de Castilla- La Mancha) 2018-2019. 


¡Muchas gracias por aceptar esta entrevista!

viernes, 28 de junio de 2019

Hablamos sobre ecofeminismo y defensa del territorio con la defensora de derechos humanos salvadoreña Sonia Sánchez



Durante los días 17 y 18 de junio, la activista salvadoreña por los derechos humanos Sonia Sánchez estuvo en Extremadura en el marco de la presentación del informe de Alianza por la Solidaridad "DesTieRRRadas", en el que Sonia participa testimoniando su experiencia de lucha y resistencia por la defensa de los recursos y el territorio en El Salvador.



Sonia Sánchez durante su intervención 
en el conversatorio "Resistencias Feministas".
En Cáceres, Sonia Sánchez participó en el conversatorio "Resistencias feministas: luchas globales y retos de la cooperación extremeña" celebrado en la Casa de la Mujer de Cáceres organizado por Feministas Cooperando (Adhex, Malvaluna, Fundación Anas, MZC y Fundación Mujeres), Alianza por la Solidaridad y la Aexcid.

¡No quisimos perder la oportunidad de conversar un rato con ella!


lunes, 17 de junio de 2019

Entrevista a Maribel Rangel


Maribel Rangel es educadora y comunicadora social y la encargada de la formación y edición de cortometrajes con móviles en el Proyecto Cactala (Fases I y II). Hemos charlado un rato con ella y nos ha contado un poco más sobre su trabajo y su participación en el proyecto.